Lo que están haciendo en la Av. 2ª Norte llegando a la Cl. 25, es todo un costoso despropósito, pues en algunos años no será una sorpresa que tenga que ser demolido. Reducir la calzada de la marginal izquierda del río Cali a solo dos carriles, por los que además pasarán los buses del MÍO, embotellará la entrada al Centro de Cali desde el oriente de la ciudad (vienen cuatro carriles por la Cr. 1ª ) y desde de su subregión, incluyendo el aeropuerto, por la Directa a Palmira, como ya ha sido señalado por muchos conductores y cualquiera lo puede comprobar.
Y subir el andén más de metro y medio, al que además tendrán que ponerle una baranda para que los peatones no aterricen en la vía, impedirá a los que vayan en carro ver el río, el que quedará en un hueco en el que difícilmente se podrá controlar lo que allí pase. Más, ¿de qué se sorprenden?, si aquí, por ejemplo, los Guardas de Tránsito dicen que lo de la Gravity Bike es asunto de la Policía, en lo que tienen razón pues debería ser la encargada del tránsito como en todas partes pero a lo que contradictoriamente se oponen.
Y, ¿de qué se sorprenden?, si así es como se han ‘planificado’ las obras públicas en Cali desde que se iniciaron los planes de desarrollo hace ya más de medio siglo, pues no se cumplen y mientras tanto cada alcalde improvisa para “cambiarle la cara” y coquetamente “ponerla en los ojos del mundo”. Si es que no se improvisa el mismo plan, como sucedió con la revisión del actual POT, que como ya se ha dicho en esta columna, ni es un plan propiamente dicho, ni ordena nada, ni abarca el territorio ni la población reales de la ciudad.
Qué irresponsabilidad despilfarrar el dinero de los contribuyentes en un presuntuoso parque, cuyo diseño ha debido ser un concurso público y no dado a dedo, ignorando además que ya había dos proyectos anteriores, en lugar de sencillamente darle mantenimiento a las áreas verdes existentes y mejorarlas. Al mismo tiempo que no se invierte lo suficiente para conservar la cuenca alta del río y recuperar su caudal, lo que es fundamental para el abastecimiento de agua de la ciudad. Más, ¿de qué se sorprenden?, si aquí no existen prioridades y por eso al Gobierno ya le tocó anunciar el inminente ‘apagón’.
Como se dijo aquí hace 12 años, es decir cuatro alcaldes atrás (Recentrar El Centro, 22/01/2004), el cruce del Río Cali y sus dos avenidas marginales con el corredor férreo y el par vial de la 25-26, no solo es el centro geográfico actual de Cali si no que podría ser el futuro de la ciudad. Cerca están la Estación, el Terminal de buses, más las bodegas del Ferrocarril, las antiguas instalaciones de la Industria de Licores del Valle y Molinos Titán, con sus ignoradas posibilidades, y la Base Aérea, que hay que pensar, con lago y todo, como el gran parque de Cali y su región inmediata, amén de mucha área que se prestaría para densificar el Centro.
Pero además, este simbólico cruce podría ser el centro del sistema de ciudades del valle del río Cauca, e incluso del Departamento mismo si se incluye a Buenaventura. Es decir, el punto de confluencia y encuentro de cerca de cinco millones de personas. Más, ¿de qué se sorprenden?, si el alcalde Guerrero no fue el único caleño que se ha dejado descrestar por las engañosas animaciones con las que se ha lanzado del manido Parque Lineal del Río Cali como si se tratara de una frívola moda más
Fuente: El Pais.com.co
Benjamin Barney Caldas
Arquitecto de la Universidad de los Andes con maestría en historia de la Universidad del Valle. Ha sido docente en Univalle y la San Buenaventura y la Javeriana de Cali, y continua siéndolo en el Taller Internacional de Cartagena, de los Andes, y en la Escuela de arquitectura y diseño, Isthmus, en Panamá. Miembro de la Sociedad Colombiana de Arquitectos, la Sociedad de Mejoras Públicas de Cali y la Fundación Salmona. Escribe en El País desde 1998.
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